Te agradecemos que te pares un minuto. Piensa que hubo un tiempo, no tan remoto, en el que los contenedores no formaban parte de nuestras vidas.
Tirábamos “la basura” que producíamos. Era escasa y casi toda ella orgánica. Cuando se hizo más abundante, empezamos a utilizar bolsas que dejábamos a la puerta de nuestras casas. En seguida nos dimos cuenta de que nuestros residuos eran diferentes. Papel y cartón, envases ligeros, vidrio, todos salían de nuestras casas, pero no todos podían acabar en el mismo sitio. Para recogerlos, donde había un contenedor empezó a haber varios. Pronto se convirtieron en familiares, igual que tu gesto de separarlos. Ahora los conocemos mejor. Los contenedores azules y amarillos, los iglús verdes y los puntos limpios nos ayudan a seleccionar para reciclar. Tus residuos domésticos, juntos pero no revueltos. Párate y separa.
Recogida selectiva de residuos domésticos y comerciales